
Carmelitas descalzas, cincuenta años de presencia orante en Puçol
Ante el acontecimiento de los cincuenta años de nuestra llegada a Puçol, las Carmelitas descalzas queremos expresar nuestro más sincero testimonio de gratitud y cariño a todo el pueblo por la acogida entrañable que dispensó al pequeño grupo de hermanas que en el año 1953 se estableció en Puçol. Nuestra historia comunitaria tuvo su inicio el 2 de enero de 1948. Del convento de Carmelitas descalzas de Manises salieron siete monjas para dar comienzo a una nueva fundación. El Carmelo iba a edificarse en Gandía, la comunidad quedó instalada provisionalmente en un antiguo monasterio de Jerónimos, a diez kilómetros de la ciudad, cedido por sus propietarios con un compromiso de cinco años. Debido a dificultades económicas que no pudieron superarse, quedó sin construir el convento y al cumplirse el plazo convenido de los cinco años, la comunidad recibió una oferta realmente providen-cial desde Puçol: se trataba del antiguo asilo de ancianos, propiedad de Dª Rosario Climent, que deseaba cederlo en usufructo a una comunidad contemplativa. El traslado a Puçol tuvo lugar el 26 de enero de 1953. A las cinco de la tarde llegaron las hermanas fundadoras, siendo recibidas por los padres Carmelitas descalzos, autoridades civiles, clero y una multitud de personas que les brindaron la más cordial y entusiasta acogida. Ante la imagen de la Virgen de los Desamparados, que presidía la capilla, se cantó la Salve, dando gracias a Dios por tanto favor. El convento estaba ubicado en lo que hoy es la calle Santa Teresa y era su huerta lo que actualmente es la Casa de Cultura. Con el paso de los años, se fueron construyendo grupos de viviendas alrededor de la casa, y la comunidad fue en busca de un espacio de soledad y silencio, adecuado para su vida de oración. En la partida de la Mallaeta se encontró el terreno más acto y acogedor para ello. El día 6 de septiembre de 1966, en visperas de la fiesta de nuestra patrona, la Virgen al pie de la cruz, fue bendecida y colocada la primera piedra del convento actual. El 7 de abril de 1969 fue introducido el santísimo sacramento en la nueva casa y el 14 del mismo mes, festividad de San Vicente Ferrer, el señor Cardenal de Valencia, D. Vicente Enrique Tarancón, bendijo solemnemente la iglesia y el convento. A lo largo de estos cincuenta años la comunidad ha ido viviendo los profundos cambios históricos con espíritu atento y abierto, para responder a las exigencias de la nueva humanidad. Creemos que merece ser destacado un hecho que nos ha configurado: el Vaticano II. Fue y sigue siendo todo un reto para la iglesia y la vida religiosa. La comunidad asumió con ánimo renovador las reformas que el concilio pidió a cada familia religiosa. Hoy nosotras, al igual que nuestras predecesoras, queremos seguir cercanas y atentas a todo el acontecer de nuestro pueblo y de la historia. Desde nuestra realidad de monjas orantes en la Iglesia queremos hacer llegar a todos lo que da sentido y razón de ser a nuestra vida: ser portadoras del amor de Dios que nos reúne, nos convoca y nos mantiene unidas. Queremos que el pueblo de Puçol pueda seguir contando con nuestra oración silenciosa, pero llena de amor fraterno hacia todos. Carmelitas descalzas de Puçol